Estimada, Ñusta Andrea.
O la poetisa rebelde, como prefieras.
Nos conocemos y te considero una gran amiga a pesar de
la diferencia de edad entre nosotras.
Lo mismo digo.
Me es difícil hablar y aún más escribir lo que me está
pasando pero necesito contárselo a alguien y he querido decírtelo personalmente
pero me cuesta, mucho.
A veces puedo ser algo intimidante, pero ten la
certeza que siempre te escucharé.
Sin embargo este tema se me está saliendo de las manos
y por lo que te conozco y veo en ti, sé que encontraré las palabras o a lo
mejor la solución a mi problema.
Lo dudo, pero continúa.
Como ya sabrás, mi hijo es homosexual y aunque no lo
hemos hablado tú y yo, lo sabes y me imagino que tienes una opinión pero a lo
mejor por miedo o cariño no me has comentado nada al respecto y yo menos pero
necesito ayuda. Conoces mi historia y el círculo en el que me he manejado, la
familia religiosa que tengo y mis pensamientos, sabes que voy a la iglesia
todos los domingos, leo la biblia, creo en Dios, me he criado de esta forma, he
elegido este camino por lo tanto se me hace imposible entender lo que mi hijo
me ha dicho.
Lo sé, tengo una opinión, te tengo cariño, conozco tu
historia y te entiendo.
Pero a pesar que no lo entiendo y no lo condeno, todo
lo contrario: lo amo, no sé cómo acercarme a él para demostrarle mi cariño y
que a la vez comprenda que no puedo aceptar la vida que ha elegido.
Si hablamos del tema discutimos, nos lastimamos con
nuestras diferentes opiniones, él ya es un joven que debería estar formando
familia pero tengo miedo de lo que le pueda pasar. Porque seamos sinceros, el
camino que eligió está lleno de peligros. Ya no viene a visitarme, casi ni
hablamos, su padre no quiere verlo y yo a pesar de todo necesito saber de él,
que está bien, que me necesita como yo lo necesito, porque lo llevé nueve meses
en mi barriga y lo crié de la mejor forma que pude y querida amiga, no quiero
perder a mi hijo.
Sé que estás esperando ayuda de mi parte pero no te la
voy a dar.
Por
la simple razón que no puedo. No puedo hacerlo a través de esta columna, ni con
unas palabras que a lo mejor aliviarán la pena pero no solucionarán el
problema.
Soy
tu amiga y amiga de tu hijo, los conozco a ambos y he podido notar la calidad de
personas que son y el carácter que ambos tienen. El mismo carácter que llevó a
tu hijo a confesarte sus sentimientos y que te llevó a decirle tu opinión al
respecto. Ambos tienen sus ideas claras y sería una pérdida de tiempo cambiar
eso, pero ambos se aman lo cual lleva a que estas diferencias les duelan y
lastimen.
Tu
hijo conoce tu posición respecto al tema, sabe también la crianza que tuviste y
no quiere cambiar esas ideas o que de la noche a la mañana seas parte de algo
que para ti es desconocido o “inapropiado” (me lo ha dicho), y ahora a través de
tu carta puedo ver que lo que buscas realmente (me imagino que después de un
largo proceso), es simplemente darle amor, no pasar a ser dos extraños, o como
tú dices, no perder a tu hijo.
Lo
importante es que no sigan dejando pasar el tiempo y que todos esos miedos se
conviertan en realidad. Búscalo, dile que lo amas, que es bienvenido, porque
nada ha cambiado, porque sigue siendo ese hijo que llevaste por nueve meses y
criaste de la mejor manera que pudiste, que su sexualidad no sea tema, él es lo
suficientemente grande para saber las consecuencias, no de ser homosexual, sino
de la vida misma; porque amiga mía, cualquier camino que decidamos tomar está
lleno de peligros pero también de satisfacciones.
Quiero aplaudir tu honestidad y
valor para escribirme, sabiendo que iba a ser publicado, por su puesto
respetando el anonimato pero no es fácil y sé que no lo será cuando decidas
hacerlo con tu hijo.
Mi único consejo es que no dudes,
no te quedes en el medio. O entras o sales, pero no te quedes en la puerta
mirando y lanzando mierda. Así que toma una decisión, no pienses en las
palabras, no te midas y hazlo. Dale un abrazo lleno de amor y sin temor, porque
jamás perderás a tu hijo.
Gracias porque a pesar de las miles de diferencias que
tenemos, eres una chica capaz de amar cada una de ellas.
Cariños.
A ti por la confianza, nos debemos una larga
conversación en persona.
Yo invito.
Gracias amiga por darte el tiempo. Te quiero mucho
ResponderEliminarGracias a ti! me alegro que te haya gustado. Nos vemos pronto ;-)
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